domingo, 13 de marzo de 2011

La lechuza

Lechuza

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Lechuza es el nombre común de varias aves del orden de las estrigiformes o rapaces nocturnas. Habitualmente designa especies que, a diferencia de los búhos, no tienen plumas alzadas que parecen orejas.
El Diccionario de la Real Academia Española describe como lechuza a una especie que claramente es Tyto alba, la lechuza de campanario.[1] Sin embargo considera que algunas aves de la familia Strigidae son parecidas a la lechuza, por ejemplo en los lemas “autillo” (Otus scops),[2] “nuco” (Asio flammeus),[3] o “pequén” (Athene cunicularia).[4]

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[editar] Especies

Las siguientes especies de aves se denominan habitualmente «lechuzas»:

[editar] Lechuzas en la ficción

Hedwig, la lechuza de los libros y películas de Harry Potter, pertenece a la especie Bubo scandiacus, conocida habitualmente como búho nival y también —según la traducción al español del sitio oficial de J. K. Rowling —como lechuza blanca o lechuza fantasma.[17]
El término "lechuza" aparace también en el título de varias obras de ficción.
  • El día de la lechuza es un libro del escritor italiano Leonardo Sciascia.
  • El grito de la lechuza es el nombre de dos obras relacionadas: un libro de la escritora estadounidense Patricia Highsmith; y una película del director francés Claude Chabrol, basada en el libro anterior, pero situada en Vichy en lugar de Pensilvania.
  • Lechuza es el nombre de un álbum de la banda punk pop Fenix*TX.

[editar] Mascotas

Es la mascota oficial del equipo de fútbol colombiano, Deportivo Pereira.

[editar] Véase también

La mantaraya

Manta birostris

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Mantarraya
Giant pacific manta.jpg
Estado de conservación
Casi amenazado (NT)
Casi amenazado (UICN 3.1)[1]
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Elasmobranchii
Orden:Rajiformes
Familia:Myliobatidae
Género:Manta
Bancroft 1829
Especie:M. birostris
Nombre binomial
Manta birostris
(Walbaum, 1792)
La mantarraya o manta gigante (Manta birostris) es una especie de elasmobranquio del orden Rajiformes. A diferencia de otras especies del orden, la mantarraya carece de aguijón venenoso en la cola.
Es la más grande de las rayas y puede llegar a medir 8,4 metros de envergadura y pesar alrededor de 1.400 kilogramos. En algunos aspectos es una gran desconocida para el hombre.

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[editar] Hábitat

Habitan en mares de aguas templadas de todo el mundo; se alimentan de plancton, peces pequeños y calamares. Generalmente, al igual que los tiburones, tienen peces limpiadores o rémoras oportunistas pegadas a la parte inferior, que buscan las sobras que quedan de su alimentación y también buscan protección.
En zonas como las costas de Filipinas, Argentina y el Golfo de México su población se vio diezmada en los años noventa por el descontrol en la caza con arpón. Actualmente se desconoce su población y por tanto si está o no en peligro de extinción; en cualquier caso se considera una especie vulnerable en las zonas anteriormente mencionadas.

[editar] En cautiverio

Muy pocos acuarios cuentan con tanques lo bastante grandes y con las capacidades de filtrado necesarias como para albergar mantas raya. No obstante, ha habido muchos intentos de mantenerlas en cautiverio pero su rechazo a ser alimentadas provoca que mueran en la mayoría de las ocasiones. Los ejemplares de manta que se adaptan al cautiverio suelen crecer más deprisa que en estado salvaje por lo que la mayoría de los acuarios resultan bastante pequeños para su mantenimiento en buenas condiciones. Esto sucedió en el acuario de Lisboa, en Portugal, donde una de sus dos mantas tras varios años viviendo en el tanque principal alcanzó los 4 metros de envergadura y pese a estar bien adaptada a su hábitat artificial y habiéndose acostumbrado a ser alimentada manualmente resultaba demasiado grande y, ante expectativas de un mayor crecimiento, se decidió ponerla en libertad en el 2007, siendo la liberación muy dificultosa (el animal pesaba cerca de 600 kilogramos) culminando en la muerte de la mantarraya porque no fue rehabilitada para sobrevivir en el medio silvestre.

[editar] Comportamiento

Al igual que los tiburones o delfines, realizan saltos fuera del agua. Se han observado tres tipos de saltos: salto hacia delante cayendo de cabeza, salto hacia delante cayendo con la cola y voltereta. Las razones por las que hacen esto podrían ser: como método de huida ante sus predadores, para quitarse ellas mismas los parásitos, para comunicarse con otras rayas (el ruido provocado al chocar contra la superficie del agua se puede oír y ver desde varios kilómetros de distancia). Los machos podrían hacerlo también como parte del cortejo, para demostrar su fortaleza o quizás sea simplemente una forma de juego.

[editar] Reproducción

Es similar a la de algunos tiburones. El macho dispone de un órgano transmisor de esperma similar a un par de penes llamados claspers que se desarrollan a lo largo de la parte interior pélvica, cada uno tiene un conducto a través del cual el esperma se transfiere a la hembra, donde se produce la fertilización.
Durante el cortejo, uno o más machos persiguen a la hembra. Al final el macho ganador agarra una de las aletas de la hembra entre sus dientes y presiona su vientre contra el de ella, flexiona uno de sus claspers y lo introduce en la abertura de la hembra. La cópula dura unos noventa segundos. El macho tiende a matar a sus contrincantes en parte del cortejo.
Son ovovivíparas, y los huevos fertilizados permanecen dentro de la hembra por un tiempo desconocido, pero que se estima que puede ser entre 9 y 12 meses o más. Suelen tener una o dos crías pero se desconoce cuándo y dónde las paren, aunque los pocos registros que existen al respecto indican que lo hacen en aguas poco profundas y que las crías miden entre 1,2 y 1,5 m al nacer. Se estima que transcurre un año antes de un nuevo embarazo. Se estima que las mantas pueden vivir unos 50 años o más.
En la actualidad, en el acuario japonés de Churaumi, en Okinawa, se ha conseguido el nacimiento del primer ejemplar en cautiverio.[2]

[editar] Migración

Dada la naturaleza dispersa de su principal alimento, el plancton, que es muy nutritivo es bastante probable que emigre, pero se desconoce a dónde y cuándo, y actualmente se está estudiando marcando algunos especímenes con etiquetas o por telemetría sónica en diversas localizaciones.

[editar] Depredadores

Además del hombre, sus depredadores suelen ser los grandes tiburones que habitan en aguas templadas como es el caso del tiburón tigre.

[editar] Historia

Existen leyendas de pescadores que han sido rescatados por mantas, pero no hay registros de que esto sea cierto. De hecho, existe un debate abierto acerca de si es apropiado o no agarrarse a ellas para ser arrastrados bajo el agua ya que esto puede dañar su capa mucosa que la protege de infecciones, además de que es imprevisible la reacción del animal al contacto con el hombre. Por otro lado, algunos ejemplares se han acostumbrando a la presencia del hombre facilitando así su estudio y preservación en el medio ambiente.

[editar] Economía

En algunas localidades de Centroamérica y el Pacífico se comercializa y se consume, principalmente salada. Su carne es muy apreciada por su excelente sabor, llegando a ser considerada todo un manjar en Filipinas. La manta gigante también es muy apreciada por su piel y un rico aceite que se extrae de su hígado y su corazón.

El águila imperial Ibérica

Aquila adalberti

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Águila imperial ibérica
Aguila imperial iberica.jpg
Estado de conservación
Vulnerable (VU)
Vulnerable (UICN)
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Aves
Orden:Falconiformes
Familia:Accipitridae
Subfamilia:Buteoninae
Género:Aquila
Especie:A. adalberti
Nombre binomial
Aquila adalberti
C. L. Brehm, 1861
Distribución
Área de distribución mundial[1]
Área de distribución mundial[1]
Sinonimia
Aquila heliaca adalberti
El águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave falconiforme de la familia Accipitridae. Es la única ave endémica de la Península Ibérica.[2] Hasta no hace mucho se le consideraba una subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero los estudios de ADN de ambas aves demostraron que estaban lo suficientemente separadas como para constituir cada una, una especie válida. El águila imperial ibérica es un ave muy amenazada, y en la actualidad se estima una población de entre 350 y 400 individuos.[3] [4] [5]

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[editar] Descripción

El plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más pálida que otras partes del cuerpo, y la cola más oscura, sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental. En el caso de los individuos subadultos, éstos son pardo-rojizos, sin diferencias de coloración, y no desarrollan el plumaje de los individuos maduros hasta los 5 años de edad, al mismo tiempo que la madurez sexual. El tamaño medio de los adultos es de entre 78 y 83 cm de altura,[6] y 2,8 kg, si bien las hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La envergadura alar varía entre los 1,8 y 2,1 m.[7]
Viven unos 20 años de media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y de 41 en cautividad.[6]

[editar] Hábitat

Sus territorios abarcan una gran cantidad de hábitats, desde pinares en las zonas de montaña a sistemas dunares y marismas en zonas de costa. Sus mayores densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves suaves, con formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes (dehesas) y con buenas poblaciones de conejo.[3]
Históricamente la persecución de esta especie hizo que las parejas supervivientes fueran las que se refugiaron en zonas de difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y también algunas antiguas vayan ocupando espacios de llanura y penillanura.[3]
Dentro del territorio del águila, de su zona de campeo, se pueden distinguir tres zonas: la zona de nidificación; la zona de alimentación cercana, el cazadero más habitual que es defendido por la pareja para su uso exclusivo; y la zona de alimentación lejana que se usa de manera más ocasional, su uso es compartido con otras parejas y otras rapaces, y se usa más fuera de la época de cría.[3]
Los jóvenes, al emanciparse, se dispersan por zonas cercanas o alejadas de donde nacieron, en busca de nuevos territorios de caza y reproducción.[5]
Distribución mundial de A. adalberti (verde oscuro) y A. heliaca (Áreas de anidación en verde claro e invernación en azul).

[editar] Comportamiento

Al contrario que el águila imperial oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000 hectáreas) durante todo el año.

[editar] Alimentación

El grueso de su alimentación lo constituyen los conejos, que cazan en solitario o en pareja. También depreda sobre liebres, palomas, cuervos y otras aves, y en menor medida zorros y pequeños roedores, y pueden alimentarse ocasionalmente de carroña.

[editar] Reproducción

El águila imperial ibérica es monógama. La época de celo se da de marzo a julio, durante el cual las águilas reacondicionan uno de los nidos que han usado durante años rotando de uno a otro. Estos nidos están situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos. En las zonas de repoblación forestal se han habituado a nidificar sobre eucaliptos, a pesar de ser ésta una especie alóctona.[cita requerida] Nidifican tanto en ramas altas como bajas.
La puesta típica consta de 4 a 5 huevos de 130 gramos de peso que se incuban durante 43 días. Es común el que se desarrollen hasta tres polluelos, aunque esta tendencia ha disminuido en los últimos años debido al uso de pesticidas, que aumentan el número de huevos infértiles.[cita requerida] Si el año es malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y es el único que sobrevive; no obstante, se puede decir que el águila imperial ibérica no practica el cainismo. Cuando necesitan ir en busca de comida, los padres cubren los huevos o polluelos con hojas y ramas para evitar que sean descubiertos por los depredadores,[cita requerida] algo que a veces no es suficiente, terminando con alguno de los pollos capturado por un águila real o, en el caso de los nidos bajos, incluso un zorro u otro carnívoro de tamaño medio.[cita requerida]
Los jóvenes abandonan el nido entre 65 y 78 días después de nacer, pero continúan viviendo en las inmediaciones y siendo alimentados por los padres durante 4 meses. Pasado este tiempo, se independizan y emprenden una vida nómada. Cuando alcanzan la madurez sexual suelen visitar los límites de los territorios de parejas sedentarias a la búsqueda de algún individuo de sexo contrario "soltero" o "viudo". Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado.[cita requerida]

[editar] Estado de conservación

Águila imperial en cautividad.
En España se han censado 194 parejas reproductoras (2004)[8] y recientemente dos parejas han recolonizado Portugal.[4] Los contingentes de la especie han mantenido una tendencia de crecimiento positiva desde 1974, fecha del primer censo, hasta la actualidad[8] . Parte de este cambio al alza en el número de individuos podría estar ligado a un mayor esfuerzo de prospección durante la última década[4] . En 2010 se han censado un número de 400 parejas repartidas por España y Portugal BirdLife International, siguiendo los criterios UICN 2001 para las listas rojas, la clasifica como Vulnerable (VU)[9] , lo que supone un descenso de categoría desde la última revisión, que la consideraba como En Peligro (EN)[3] . Este cambio de estatus se ha visto propiciado por los resultados obtenidos en modelizaciones que apuntan a una estabilización de las diferentes subpoblaciones en los próximos años[9] . A pesar de esta tendencia poblacional positiva, se trata de una especie con un número de individuos muy reducido y cuya supervivencia esta ligada a actuaciones de conservación intensivas[4] [8] .
Entre las principales causas de amenaza destacan la mortalidad por venenos, electrocución y persecución humana directa, la escasez de conejos (Oryctolagus cuniculus) -su principal presa-, deterioro y fragmentación del hábitat, contaminación y enfermedades.[3]
A comienzos del siglo XX, el águila imperial ibérica todavía era un animal muy abundante en gran parte de su zona de distribución, pero en las últimas décadas su número ha descendido en picado. La población de Marruecos se considera extinta.[4]
Desde 1991 se observa una acusada desproporción de sexos en la población del entorno de Doñana, donde un 70 % de los pollos nacidos son machos. En 2005, el CSIC puso en marcha un plan para intentar aumentar el número de hembras y resolver este problema.[10]
Aunque todavía sigue en peligro, la atención del gobierno español ha conseguido que a pesar de todos los impedimentos, la población de este símbolo de la fauna ibérica se haya duplicado desde principios de años 90. En la actualidad existe un plan de recuperación de las especie a nivel nacional y algunas de las comunidades autónomas que albergan al ave también han desarrollado sus propios planes de conservación.[11]

El buitre Leonado

Gyps fulvus

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Buitre leonado
Eagle beak sideview A.jpg
Estado de conservación
Preocupación menor (LC)
Preocupación menor (UICN)[1]
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Aves
Orden:Falconiformes
Familia:Accipitridae
Subfamilia:Aegypiinae
Género:Gyps
Especie:G. fulvus
Nombre binomial
Gyps fulvus
Hablizl, 1783
Distribución
Área de distribución de G. fulvus[cita requerida]
Área de distribución de G. fulvus[cita requerida]
El buitre leonado (Gyps fulvus) es una especie de ave falconiforme de la familia Accipitridae. Es una de las mayores rapaces que puede encontrarse en la Península Ibérica, superando en envergadura (hasta 260 cm.) incluso al águila imperial ibérica.

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[editar] Descripción

En la base del cuello se encuentran una serie de largas plumas blancas y leonadas, a modo de gorguera. En el dorso, parte anterior de las alas y vientre, el plumaje es de color canela. En el resto del cuerpo el plumaje es pardo oscuro.
El pico, pardo por arriba y amarillo en los bordes, es ganchudo y arranca largas tiras de carne con facilidad. Las patas son grises y bastante débiles, pues no necesitan capturar presas como las de las águilas y halcones.

[editar] Subespecies

Se conocen dos subespecies de buitre leonado':[2]

[editar] Distribución

Junto con el buitre negro, el quebrantahuesos y el alimoche (en verano), es una de las pocas especies de buitres que pueden verse en Europa, pues se le puede encontrar en España, Portugal, zonas aisladas de Francia (donde ha sido reintroducido) e Italia, buena parte de los Balcanes y Crimea. El resto de su distribución abarca varias partes de África septentrional y Asia occidental, desde Turquía, Arabia y el Cáucaso hasta las estribaciones del Himalaya y el noroeste de la India.
En España destaca la elevada densidad de la especie en zonas, muy especialmente, de la Celtiberia histórica. Destacar las poblaciones de las Hoces del río Duratón, del Cañón del río Lobos, Alto Jalón, Campo Taranz, parameras de Maranchón, altos de Barahona y toda la zona del parque natural del Alto Tajo (zona con mayor densidad de buitres en España).

[editar] Hábitat

Singular fotografía de buitre leonado, orinando en vuelo, tomada en la Sierra de Villafranca.
Las zonas habitadas por los buitres leonados suelen ser montañosas, aunque en el llano cualquier cantil vertical o extraplomado de más de 50 metros e inaccesible les sirve de buitrera o lugar de descanso. En las zonas montañosas recortadas por profundos valles en los donde se producen brisas ascendentes y anabáticas producidas por el calentamiento de las laderas orientadas al sol.
Cuando el día es térmico, al amanecer, suelen verse en los bordes de los acantilados y barrancos orientados al noreste-este, a la espera de que haga el calor suficiente para poder ganar la altura suficiente para rebasar las crestas y las cumbres. Durante el mediodía suelen aprovechar las rutas apoyadas en relieves orientados al sur y suroeste, para posteriormente apoyarse cuando el sol declina en las laderas oeste y noroeste, horas en las que se empiezan a producir las ascendencias restitutivas, y aprovechando de las distintas condiciones aerológicas han podido recorrer centenares de kilómetros, y dependiendo de la bonanza aerológica de la jornada pueden sobrevolar el llano o sólo mantenerse sobre los relieves montanos, siendo grandes conocedores no sólo del vuelo ascendente sino de las rutas y los vientos apropiados a las distintas alturas para trazar sus recorridos. Al atardecer vuelven a sus refugios, pequeñas repisas situadas preferiblemente bajo un techado de roca y protegidas de los vientos, donde pasan la noche, incuban el huevo cuando es época y sacan adelante a sus crías.
En la Península Ibérica es una especie sedentaria que se puede ver todo el año, pero las poblaciones de otros lugares a veces emigran al sur para invernar y vuelven a sus lugares de origen para reproducirse.

[editar] Comportamiento

El buitre es un ave planeadora.
Los buitres aprovechan las corrientes de aire caliente para ascender volando en círculos.
El buitre leonado es un ave planeadora más que voladora, pues apenas mueve las alas en el aire. Prefiere levantarse sobre corrientes ascendentes que se corresponden con fenómenos aerológicos como la convectividad térmica, ascendencia dinámica o termodinámica, la convergencia de brisas, la restitución, la onda de montaña o las cuñas de aire frío de carácter meteorológico que levantan grandes masas de aire caliente, pasando horas volando entre alturas de 1.800 a 3.500 metros sobre el nivel del mar, aunque en días excepcionales puedan llegar a los 6.000 metros sobre el nivel del mar y recorriendo desde 50 kilómetros a 300 kilómetros dependiendo de la potencialidad convectiva del día, a la búsqueda de animales muertos (especialmente grandes mamíferos) de los que alimentarse.

[editar] Alimentación

Buitre leonado comiendo carroña.
El buitre está especialmente adaptado para alimentarse de carroña: su potente vista localiza cualquier cadáver en las cercanías, y cuando desciende para alimentarse (formándose entonces aglomeraciones importantes de buitres, de forma muy rápida, donde no faltan las peleas por las mejores tajadas), introduce sin problemas su cabeza y largo cuello, provistos únicamente de un plumón corto en el que la sangre y la carne no se adhieren fácilmente. Dada la escasez de grandes ungulados en Europa como ciervos, gamos o muflones debido a la caza y la desaparición de los bosques, las carroñas dejadas por los pastores constituyen una parte importante de la dieta de este animal.

[editar] Reproducción

Buitre leonado en cautividad
Los buitres leonados entran en celo en los meses de diciembre a abril. En ese momento forman parejas estables y pasan unos 58 días incubando su único huevo, en turnos de entre un día o dos cada uno. Posteriormente se turnan con la misma frecuencia para dar de comer a su cría. El polluelo crece a un ritmo bastante lento, pero constante. Al contrario que otras aves, si no recibe la cantidad precisa de alimento, no puede retrasar su crecimiento y muere de inanición. Las crías emprenden su primer vuelo hacia el mes de julio, pero siguen manteniéndose una temporada cerca del nido hasta que creen que ha llegado el momento de independizarse. A los cuatro o cinco años de edad se aparean por primera vez.

[editar] Estado de conservación

Aunque no se considera una especie especialmente amenazada, el buitre leonado es un ave protegida en varios países. En otros tiempos los ganaderos perseguían y mataban a los buitres por considerarlas aves de mal agüero, que amenazaban al ganado próximo a parir.[cita requerida]
En España se considera fuera de Peligro[3] aunque está catalogado como especie De interés especial desde el 5 de abril de 1990, es decir que merece una atención particular en función de su valor científico, ecológico, cultural o por su singularidad y exige la redacción de un Plan de Manejo. También está incluido en los anejos I y II de la Directiva 79/409/CEE de Aves, Anejo II del Convenio de Berna, Anejo II del Convenio de Bonn y en el C1 del Convenio CITES.[4]
También aparece como especie De interés especial en los catálogos regionales de Navarra, Castilla-La Mancha, Madrid y Extremadura. Como Vulnerable en el del País Vasco y como Extinguida en el de Murcia.[4]
Los principales factores de amenaza sobre la especie son el envenenamiento por comer cebos envenenados colocados en el campo ilegalmente por cazadores o ganaderos para el control de depredadores, la falta de alimento por la escasez de muladares y la obligación retirar el ganado muerto por normativas de la UE (sobre todo a partir de la crisis de las vacas locas), las molestias en las colonias de cría por escaladores y excursionistas que provocan fracasos reproductivos. La caza ilegal no tiene la importancia que tuvo en el pasado.
Además amenazan el hábitat del buitre leonado construcciones de infraestructuras (pistas forestales, caminos, rurales, cortafuegos, diques) urbanizaciones y las talas y aclareos abusivos en época de cría y en las zonas cercanas a las buitreras.[4]
Existen centros de conservación y cuidado del buitre leonado, como el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, fundado en el año 1975 por Félix Rodríguez de la Fuente. El trabajo del refugio se ha notado en un crecimiento progresivo de la población de buitres, como se refleja en los distintos censos que realizan numerosos ornitólogos cada año[5]

[editar] Mitología

Buitre derrotado
Fue un animal muy importante en la cultura celtíbera. Los cadáveres de los caídos en combate se dejaban para su alimento (así el alma del guerrero acudía ante los dioses del Cielo). Es bastante común asociarlo a la deidad solar "Lug".