viernes, 11 de marzo de 2011

La jirafa

Giraffa camelopardalis

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Jirafa
Giraffen.jpg
Estado de conservación
Preocupación menor (LC)
Preocupación menor (UICN)[1]
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Mammalia
Orden:Artiodactyla
Familia:Giraffidae
Género:Giraffa
Especie:G. camelopardalis
Nombre binomial
Giraffa camelopardalis
Linnaeus (1758)
Distribución
Mapa distribución girafa subespecies (Giraffa camelopardalis).png
La jirafa (Giraffa camelopardalis) es un mamífero artiodáctilo de la familia Giraffidae propio de África. Es la más alta de todas las especies vivientes de animales terrestres. Los machos pueden medir de 4,8 a 5,5 m de altura y pesar hasta 900 kg. El nombre común 'jirafa' y primer término del nombre binomial Giraffa proviene del árabe الزرافة (ziraafa o zurapha), que significa "alta". El segundo término que da nombre a la especie camelopardalis proviene del griego καμηλοπάρδαλη camelopardale y del latín camelopardalis, que significa "camello leopardo" .
La jirafa está emparentada con cérvidos y bóvidos, pero pertenece a otra familia, los jiráfidos (Giraffidae), que comprende únicamente a la jirafa y su pariente más cercano, el okapi.
Julio César indrodujo la primera jirafa en Europa traída de su campañas en Asia menor y Egipto donde conoció a Cleopatra. Sin tener claro qué animal era, los romanos la bautizaron cameleopardo, un cruce entre camello y leopardo, convirtiéndose en el nombre científico que se utiliza hasta hoy.
La jirafa normalmente habita en sabanas o en espacios abiertos. Sin embargo, cuando el alimento escasea, es capaz de adentrarse en áreas con densa vegetación. Las jirafas prefieren las áreas de acacias en crecimiento. Pueden beber grandes cantidades de agua cuando está disponible, lo que les permite sobrevivir a grandes periodos secos en tierras áridas.

Contenido

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[editar] Origen y evolución

La jirafa es una de las dos especies vivas de la familia Giraffidae, junto con el okapi. La familia fue muy amplia, con numerosas especies. Las jirafas evolucionan de un gran mamífero ramoneador, de unos 3 metros y con aspecto de antílope que vivió en Europa y Asia hace entre 30 y 50 millones de años. [2]
El jiráfido conocido más antiguo es el Climacoceras, parecido al ciervo, con unos cuernos como los de la jirafa. Aparición a principios del Mioceno. Ejemplos tardíos incluyen los géneros Palaeotragus y Samotherium, del Mioceno inferior al medio. Ambos eran de considerable altura en la cruz, habían desarrollado una cornamenta simple y no ramificada como las jirafas modernas, pero aún tenían el cuello relativamente corto.[3]
Comparación entre los jiráfidos miocénicos de África: Palaeotragus (los más altos) y Climacoceras (los más bajos).
A partir del Plioceno Superior, la variedad de jiráfidos se redujo drásticamente, hasta quedar solamente las dos especies referidas anteriormente. El género al que pertenece la jirafa moderna evolucionó durante el Plioceno, e incluye otras especies de cuello largo, como Giraffa jumae que no sobrevive hoy.[3] Alan Turner propone, en su libro Evolving Eden (2004), que los ancestros de la jirafa serían de color oscuro con manchas pálidas, y que esas manchas pasaron a tener una forma estellada antes de formar el modelo reticulado que hoy encontramos.[4] La especie moderna Giraffa camelopardalis apareció durante el Pleistoceno hace un millón de años.
La evolución de la longitud del cuello de las jirafas ha sido objeto de mucho debate. La explicación clásica es que el cuello se alargó para alcanzar la vegetación más alta que no era accesible para otros herbívoros, dando a las jirafas una ventaja competitiva.[3] Sin embargo, una teoría alternativa propone que evolucionan como carácter sexual secundario, dando a los machos una ventaja ante el "necking" para establecer el dominio y el acceso a las hembras receptivas. Esta teoría se basa en que las jirafas comen frecuentemente de arbustos bajos, y que el cuello de los machos es significativamente más largo que el de las hembras.[5] No obstante, esta teoría no está aceptada universalmente y estudios recientes la han puesto en duda, apoyando la explicación clásica.[6]

[editar] Anatomía y morfología

Esqueleto de jirafa según Royal Natural History, de Richard Lydekker.
Las jirafas son famosas por su cuello largo, que les permite alcanzar las hojas más altas y tiernas de los árboles y sus largas patas delanteras, que son mucho más largas que las traseras. Esa proporción y longitud les obliga a un inusual paso moviendo primero las patas de un lado y luego las del otro a poca velocidad, y cruzando las patas traseras en el exterior cuando van a toda velocidad. Las jirafas son una presa difícil y peligrosa. Se defienden con una poderosa coz capaz de partir el cráneo o la columna de un león, los únicos predadores que suponen una amenaza para la jirafa adulta.
La estructura ósea del cuello no difiere de la de otros mamíferos: no tiene vértebras extras, pero cada uno de los siete vértebras cervicales está muy alargado. Cada vértebra está separada por juntas flexibles; las vértebras de la base del cuello son puntiagudas y proyectan la joroba por encima de los hombros sosteniendo el musculoso cuello.
Además tiene unos pequeños cuernos, llamados ossicorns, que aparecen en ambos sexos, aunque los de las hembras son más pequeños. Están formados por cartílago osificado. Su apariencia es un método fiable de distinción sexual; en las hembras poseen un pequeño penacho de pelo en la parte superior, y en los machos aparecen sin pelo debido al efecto de los combates (necking). Los machos a veces también desarrollan depósitos de calcio en el cráneo con la edad, dando la impresión de un tercer cuerno adicional.
Las jirafas han sufrido muchas otras modificaciones en el curso de su evolución, especialmente en el aparato circulatorio. El corazón de una jirafa (que puede pesar más de 10 kg) debe generar cerca del doble de la presión sanguínea normal de un mamífero de gran tamaño para mantener el flujo de sangre al cerebro en contra de la gravedad. En la parte superior del cuello, un complejo sistema de regulación de la presión (retículo admirable), previene el exceso de sangre en el cerebro cuando la jirafa baja la cabeza para beber.
Inversamente, los vasos sanguíneos en la parte inferior de las patas están bajo una gran presión. En otros animales, esa presión forzaría a la sangre a ser expulsada a través de las paredes capilares. Sin embargo, las jirafas tienen una gruesa capa de piel muy ajustada en sus extremidades inferiores, la cual mantiene la presión extravascular alta de la misma forma que un traje-g de un piloto.
El sonido que emiten gracias a sus enormes pulmones no es audible para el oído humano, ya que se comunican entre ellas y otros animales a través del infrasonido.
La lengua es de color negro, y es tan larga (unos 50 cm) que le permite usarla para limpiarse las orejas. Posee tres cuernos, dos laterales y uno central más pequeño (pueden ser hasta cuatro dependiendo de la subespecie), debido a un desarrollo excesivo de los huesos frontales y nasales. La boca es distinta de otros rumiantes: su labio superior no está hendido como el del camello, está recubierto de pelos y tiene una forma más aguzada. Tienen un ingenioso sistema que les permite abrir y cerrar, a voluntad, las fosas nasales. Esto les permite recubrir las cavidades olfativas para impedir la entrada de polvo, especialmente cuando el viento forma remolinos.
El pelaje es de color amarillo, sembrado de manchas bastantes grandes, de formato irregular y color pardo claro u oscuro, siendo las manchas del cuello y piernas más pequeñas. La parte inferior de las patas y el vientre es blanca y no presenta manchas.
Las jirafas viven en grupos de 20 a 30 ejemplares, casi todos jóvenes, ya que al envejecer buscan la soledad, no duermen más de 5 a 7 minutos seguidos, sumando una media de 2 horas de sueño al día y son capaces de correr a 60 km por hora.

[editar] Reproducción

[editar] Necking

Dos machos luchando con el cuello (necking).
Se define como necking el enfrentamiento entre machos, golpeándose con el cuello, por el acceso a las hembras. Estas batallas pueden ser fatales, aunque la mayoría de los casos no son muy severas. La longitud del cuello y el peso de la cabeza permiten golpear al adversario con la fuerza suficiente como para noquearlo. Se ha observado que los machos que tienen éxito en el necking tienen mejor acceso a las hembras en celo, por lo tanto la longitud del cuello podría ser producto de una selección sexual.[cita requerida]

[editar] Gestación y crías

Cópula de dos jirafas.
La gestación de una jirafa dura entre 14 y 15 meses; nace una sola cría. La madre da a luz de pie y el saco embrionario se rompe cuando el bebé cae al suelo. Las jirafas recién nacidas miden cerca de 1,8 m y pesan aproximadamente 50 Kilos. A las pocas horas de haber nacido, las crías pueden correr y no se distinguen de una cría de una semana de edad. Durante las dos primeras semanas pasan la mayor parte del tiempo recostadas, resguardadas por su madre. Mientras que las jirafas adultas son demasiado grandes para ser atacadas por la mayoría de los depredadores, las más jóvenes pueden ser presa de leones, leopardos, hienas y perros salvajes. La cría se vuelve independiente alrededor de los 18 meses y se alimenta de la leche materna hasta esa edad. Sólo del 25 al 50 por ciento de las jirafas llegan a la edad adulta; aquellas tienen un promedio de vida de entre 20 y 26 años.

[editar] Alimentación

El régimen alimenticio de la jirafa concuerda con su físico; come las hojas de los árboles para lo cual le sirve su larga lengua. Las que viven en el sur de África prefieren las ramas y hojas que tienen espinas. Cuando se nutre con alimentos frescos y jugosos puede permanecer mucho tiempo sin agua, pero en las épocas de sequía recorre varios kilómetros para beber en las lagunas pantanosas o en las charcas. El alimento favorito de la jirafa es la Acacia, árbol que crece en la sabana africana, siendo un animal altamente selectivo en lo que come cuando tiene alimento para elegir. A pesar de esto en caso de necesidad no tiene problema en adaptarse a otros alimentos. También consume otro tipo de árboles así como hierbas. Para beber agua y alimentarse con hierbas la jirafa debe agacharse lo que la coloca en una posición vulnerable.
La lengua de la jirafa así como su aparato digestivo adaptado le permite alimentarse con vegetales espinosos, los cuales digiere sin ningún tipo de problema. Las jirafas pasan entre 16 y 20 horas al día alimentándose y pueden hacerlo durante la etapa más calurosa del día cuando tiene crías, ya que los depredadores a esa hora están inactivos. Pueden llegar a comer 65 kg de vegetales. La jirafa, al igual que las vacas, es un animal rumiante cuenta con 4 estómagos y su digestión es similar a la del resto de los rumiantes (la digestión toma un tiempo relativamente largo).

[editar] Subespecies

Distribución de las subespecies.
Wilson y Reeder reconocen seis subespecies de jirafa:[7]
En diciembre de 2007 un equipo de genetistas de la UCLA dirigido por el Dr. David Brown parece haber demostrado que se debe reconsiderar la taxonomía de las jirafas, considerando que por diferencias de genoma probablemente en lugar de las subespecies antes expuestas, existen al menos cuatro especies de jirafas ya que los individuos de cada una de estas probables especies no se aparean con los de las otras aunque estén habitando la misma zona, en efecto algunas de las supuestas subespecies y probablemente especies se han separado de las demás en periodos remotos que van de los 500.000 a 1 millón de años antes del presente.[8]

El lince iberico

Lynx pardinus

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Lince ibérico
Lince Ibérico Doñana.jpg
Ejemplar en el Parque Nacional de Doñana
Estado de conservación
En peligro crítico (CR)
En peligro crítico (UICN)[1]
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Subfilo:Vertebrata
Clase:Mammalia
Orden:Carnivora
Familia:Felidae
Subfamilia:Felinae
Género:Lynx
Especie:L. pardinus
Nombre binomial
Lynx pardinus
Temminck 1827
Distribución
Distribución de L. pardinus en 2003[2]
Distribución de L. pardinus en 2003[2]
El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae, endémico de la Península Ibérica. Actualmente sólo existen dos poblaciones en Andalucía aisladas entre sí con un total de menos de 300 individuos, más otra en los Montes de Toledo de sólo unos quince individuos y por ello escasamente viable, lo que lo convierte en el felino más amenazado del mundo.[3]

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[editar] Descripción

Es un felino de aspecto grácil, con patas largas y una cola corta con una borla negra en el extremo que suele mantener erguida batiéndola en momentos de peligro o excitación. Sus características orejas puntiagudas están terminadas en un pincel de pelos negros rígidos que favorece su camuflaje al descomponer la redonda silueta de su cabeza. También son características las patillas que cuelgan de sus mejillas. Aparecen a partir del año de vida cuando apenas cuelgan por debajo de la barbilla y aumentan de tamaño con la edad. Los machos tienen las patillas y los pinceles negros más largos que las hembras.
Su fórmula dental es la siguiente: 3/3, 1/1, 2/2, 1/1 = 28.[4]
Su coloración varía de pardo a grisáceo con los flancos moteados de negro.
Existen tres patrones de pelaje:
  • Mota fina: con numerosas manchas de pequeño tamaño y repartidas uniformemente y de manera densa, que tienden a concentrarse en los flancos laterales.
  • Mota gruesa A: las manchas son de mayor tamaño y tienen cierta tendencia a disponerse en líneas, apareciendo dos o más parejas de motas de mayor tamaño a nivel de los hombros.
  • Mota gruesa B: las motas son del mismo tamaño que en la mota gruesa A, pero no se aprecia ninguna ordenación específica ni las manchas de los hombros.
Es un lince de pequeño tamaño, pesando aproximadamente la mitad que el lince boreal o euroasiático (Lynx lynx).[4] Los machos adultos pesan un promedio de 12,8 kg y las hembras sobre 9,3 kg, llegando a pesar los machos hasta 20 kg. Ambos son distintas especies, simpátricas en Europa central durante el pleistoceno. La época de la separación se estima que ocurrió mucho antes que la separación de los linces eurasiáticos y el lince canadiense (Lynx canadensis). Se considera que los linces eurasiáticos e ibéricos comparten como antecesor a Lynx issiodorensis, el ibérico en Europa y el lince eurasiático (que más tarde dio lugar al lince de Canadá) en China. Aunque las áreas de distribución del eurasiático y del lince ibérico nunca se solaparon mucho, y han llegado a estar esencialmente separados en épocas recientes, los dos linces pudieron coexistir hasta finales del siglo XIX en los Pirineos y quizá en la costa norte de España.

[editar] Distribución

Distribución hacia 1980 del lince ibérico.
En el año 2006 los únicos núcleos con presencia de reproducción segura de la especie se limitaban a Sierra Morena, en concreto el Parque Natural de la Sierra de Andújar (que es la principal población de lince ibérico que hay en el mundo), los parques naturales de Cardeña y Montoro, y el Parque nacional de Doñana y su entorno. Podría haber poblaciones muy reducidas en otras comarcas, con datos de presencia reciente en el Suroeste de Madrid y en Montes de Toledo, donde se han localizado al menos 15 ejemplares distintos mediante fototrampeo:[5] tres hembras adultas, dos machos adultos, cuatro subadultos --dos machos y dos hembras--, y seis cachorros[6]

[editar] Poblaciones

Las poblaciones existentes a finales del siglo XX probablemente se encuentran desaparecidas (Sierra de San Pedro, Villuercas y Sierra de Gata en Extremadura, Sierra Morena Central y Occidental y algunos puntos de las Sierras Béticas de Jaén y Granada). En conjunto, las poblaciones de Sierra Morena Oriental y Doñana sumaban menos de 200 ejemplares en 2005. Sin embargo, parece que la tendencia se invierte muy ligeramente, y en el año 2007 se estima la población en los 2 principales núcleos citados anteriormente (únicos donde hasta ese momento se había confirmado su presencia estable y la reproducción) de entre 215 y 250 ejemplares (50-53 en Doñana[7] y el resto en Sierra Morena).[8] A los que habría que sumar los 15 ejemplares localizados recientemente en Castilla la Mancha.

[editar] Hábitat

El lince ibérico se encuentra en el bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy restringidas de la península ibérica. En España en muy pocas áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que en Portugal parece que se ha extinguido. Este tipo de hábitat le proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que supone el 90 % de su dieta.
En Portugal se están haciendo esfuerzos denodados para la recuperación del habitat del lince, como en la Reserva Natural de la Sierra de Malcata.
El tamaño del territorio que necesita cada ejemplar está condicionado por la abundancia de presas potenciales, pero como media un lince ocupa unos 10 km². En zonas ricas en alimento, el territorio del lince será algo menor que en zonas pobres. Dentro de este territorio suelen existir distintas residencias vitales para el lince, como las zonas de monte bajo para el descanso y las zonas de campeo, donde el lince estará en activo, y que coinciden con las de máxima densidad de conejos.
Las preferencias examinadas del hábitat del lince en el área de Doñana, incluyendo el parque y los alrededores, revelan que el lince está generalmente ausente en las tierras de cultivo y en plantaciones de árboles exóticos (eucalipto y ciertos pinos), donde también escasean los conejos. En el parque, la radiotelemetría muestra que más del 90% de los puntos de reposo del día usados por el lince se localizan dentro del matorral denso. El lince se encuentra principalmente entre los 400 y 900 m de altura, pero este intervalo puede extenderse hasta los 1600 m.

[editar] Comportamiento

En la mayoría de los casos, el lince ibérico vive de manera solitaria y nómada, mostrándose más sociable en la época de celo. Es un ágil cazador. Se aproxima sigilosamente a la pieza y salta sobre ella con rapidez. Menos frecuentemente espera oculto a que pase cerca una pieza. Cuando las temperaturas máximas aumentan, los linces pasan más tiempo descansando, al contrario que cuando hay precipitaciones. Los linces juveniles son básicamente crepusculares y diurnos, con un aumento de su actividad nocturna después de su primer año de vida. Durante el invierno, los linces pueden tener actividad durante las 24 horas del día, contrastando con sus hábitos casi estrictamente nocturnos en verano.
Un estudio de radiotelemetría en el parque nacional del Coto de Doñana mostró linces principalmente nocturnos, con la actividad concentrada en el crepúsculo, y cuando los animales se movían de sus lugares de reposo diurnos hacia los de caza nocturna. El recorrido diario realizado fue como promedio de siete kilómetros, con los machos viajando generalmente más lejos que hembras.

[editar] Alimentación

Ejemplar de lince ibérico.
El lince ibérico es el único carnívoro considerado como especialista en conejos. Esta especie le aporta del 80 al 90% de su alimentación. También consume anátidas, ungulados, perdices, pequeños mamíferos y otras aves. La aparición de estas presas en su dieta depende de la época del año, de la disponibilidad de presas y de la zona. Por el peso, el 93% de la presa del lince ibérico durante la estación del verano esta compuesto por conejos, que sufren en determinada época la mixomatosis. La proporción de conejos en la dieta disminuye levemente en los meses del invierno, cuando el número de conejos están en un punto bajo anual. En este tiempo, cazan cervatillos y muflones juveniles. En las marismas del Coto de Doñana, a lo largo de la costa sudoccidental española, los patos son un recurso alimenticio estacional importante desde marzo a mayo, durante la época de cría. Las necesidades energéticas del lince ibérico se ha estimado que equivalen a aproximadamente un conejo por día.

[editar] Reproducción

La época del celo comienza entre enero y febrero, adelantándose en las regiones meridionales desde finales del mes de diciembre hasta mediados del mes de febrero. El lince, a pesar de ser un animal de hábitos solitarios, en esta época del año suele permanecer con su pareja. Las madrigueras se hacen en lugares bien protegidos y escondidos como roquedos, árboles huecos. La gestación dura de 65 a 72 días, de lo que se deduce que la época del nacimiento se sitúa entre los meses de marzo y abril. Las camadas suelen constar de una a cuatro crías, siendo lo más habitual dos cachorros. A las cuatro semanas la madre lince cambia de madriguera, y a los dos meses los cachorros son capaces de acompañar a su madre en las cacerías. Éstos son independientes en 7 ó 12 meses (más o menos cuando la hembra entra de nuevo en celo) y permanecen en su territorio natal hasta los 20 meses. Suelen sobrevivir a la independencia entre uno y dos linces por hembra.
Las hembras pueden criar en su primer invierno, pero la época de la primera reproducción depende de factores demográficos y ambientales. En una población de alta densidad, como la de Doñana, la edad en la primera reproducción depende de cuando una hembra adquiere un territorio. Esto ocurre normalmente debido a la muerte o a la expulsión de un residente. Es posible que una hembra no se reproduzca hasta transcurridos cinco años de edad, y solamente cuando su madre muera y adquiera un territorio se reproducirá (lo que no favorece la repoblación del lince). Suelen vivir unos 13 años, siendo fecundos hasta los 10 años.

[editar] Estado de conservación

Evolución de la población de linces en España (1960-2007)[1]
La distribución del lince ibérico se ha restringido desde toda la península ibérica y Francia meridional, donde estaba presente hasta el siglo XIX, a muy pocas zonas de la Península Ibérica en el XXI. Durante el pleistoceno las poblaciones europeas de conejo migraron hacia el sur y una importante población se refugió en la Península Ibérica. Hoy la especie que ocupa esta área alcanza la mitad de la talla de sus congéneres de Europa central. La Península Ibérica es la única parte de la región paleártica que posee una relativamente alta densidad de lagomorfos (conejos), similar a la encontrada en Norteamérica, donde hay espacio para dos especies de linces cazadores de lagomorfos: el bobcat o lince rojo (Lynx rufus) y el lince canadiense (Lynx canadensis).
El efectivo total del lince ibérico, incluyendo subadultos pero no las crías, no excedía probablemente de 1,200 a principios de los años 1990, con solamente cerca de 350 hembras reproductoras. La población se ha visto reducida en los últimos 10 años en más de un 50%. De las 31 zonas en las que habitaba el lince en 1960, solamente quedan linces en 8. La evolución de la distribución de la especie ha sido claramente regresiva. Sólo en puntos muy concretos parece que la especie se ha mantenido en buen estado.
Solamente la población del sur de España, que consiste en tres subpoblaciones, se cree que es viable, estando compuesta por unos cientos de linces. Los efectivos de las subpoblaciones restantes se reparten en pequeños núcleos, difícilmente viables, de unas decenas de individuos.
El lince ibérico fue declararada especie en peligro en 1986 por el centro de seguimiento de la IUCN. Este estatus se mantuvo en las revisiones periódicas de este organismo hasta 2002 en que se cambió a una categoría de mayor amenaza En Peligro Crítico.[9] Es la única especie de felino catalogado en esta categoría de la Lista Roja de la UICN.
El lince ibérico está incluido en la Directiva Hábitats[10] (Anejos I, II*, IV), en el Convenio de Berna: (Anejo II)y en el Convenio CITES (Anejo I)
En España está categorizada como En Peligro de Extinción desde el 5 de abril de 1990 en el Catálogo Nacional de especies amenazadas (RD 439/1990),[11] y En Peligro Crítico en el Libro Rojo Nacional.[12]
También está incluida en los Catálogos Regionales de Cataluña (Categoría: A. Anexo II), Navarra (Extinguida), Castilla-La Mancha Murcia y Madrid (En peligro de Extinción)[11] y En Peligro Crítico en el Libro Rojo Nacional[12]

[editar] Amenazas

Las principales amenazas directas sobre la especie son la mortalidad inducida por el hombre sobre todo por atropellos con vehículos de motor, pero también por caza furtiva directa, instalación de cepos y lazos dirigidos a otras especies, envenenamiento ilegal, etc. Desde el año 2000, han muerto en Doñana 57 linces, 24 de los cuales fueron atropellados. El índice de mortalidad, además, es mas alto en las carreteras que unen Matalascañas con las poblaciones cercanas, donde murieron 8 animales en la última década. La cifra es elevada si tenemos en cuenta que el número de linces que habitan en el parque no supera el medio centenar. Cuatro de cada diez linces atropellados mueren en estas carreteras ya que la vía atraviesa una de las zonas que utilizan los linces para sus desplazamientos. La reducción de las poblaciones de conejo como consecuencia de la mixomatosis, neumonía vírica, así como la ganadería intensiva, con la consiguiente sobreexplotación del estrato herbáceo, que limita a su vez las poblaciones de conejos y repercute en los linces ibéricos.
Una especie cuyos ejemplares están distribuidos únicamente en poblaciones mínimas encuentra su principal amenaza en la fragmentación de su área de distribución por construcción de infraestructuras, lo que provoca que las poblaciones se separen paulatinamente unas de otras hasta llegar a estar totalmente incomunicadas, fragmentadas y aisladas por barreras de distintos tipos que impiden el intercambio genético entre poblaciones. Éste es un claro ejemplo de fragmentación de área.
Problemas comunes a muchas otras especies que provocan la pérdida de hábitat, como los incendios forestales, la urbanización del medio natural y las reforestaciones inadecuadas con especies de crecimiento rápido (pino y eucalipto) que son incompatibles por razones de alopatía con el desarrollo del de matorral tienen graves consecuencias cuando afectan a las zonas ocupadas por estas poblaciones.[11]

[editar] Programa de cría en cautividad

Artículo principal: Pacto Ibérico (2007)
Ejemplar en un programa de cría en cautividad.
Las dos metas principales del Programa de cría en cautividad consisten en asegurar a corto plazo la conservación del material genético de la especie y crear, a medio y largo plazo, nuevas poblaciones de lince ibérico a través de programas de reintroducción. Esto implica el mantenimiento de 60 reproductores en cautividad, cuyos cruces se seleccionaran de modo óptimo para evitar la endogamia, así como la preparación de animales para su reintroducción a partir del año 2010. Para cubrir debidamente las necesidades de espacio del Programa de Cría será necesario incorporar centros adecuados para la reproducción y el mantenimiento de ejemplares de lince ibérico.
El programa de cría se desarrolla en la actualidad en el Centro de Cría de El Acebuche (en el Parque Nacional de Doñana), con capacidad para 11 ejemplares y en el Zoobotánico de Jerez, con siete instalaciones de diferentes tamaños que pueden ser utilizadas como cuarentena, para mantenimiento de cachorros o para albergar tanto a cachorros o jóvenes como a ejemplares subadultos. El zoo tiene previsto construir dos instalaciones para ejemplares reproductores, según informa el Boletín de Plan de Cría en Cautividad del Lince que elabora el equipo de protección de esta especie en peligro de extinción.[13]

[editar] Resultados del programa

Después de cuatro temporadas consecutivas de reproducción en el Acebuche, en el programa han sobrevivido 24 linces nacidos en cautividad. A estos se suman 28 provenientes de la naturaleza de tal manera que en julio de 2008 cuenta ya, después de la incorporación de algunos jóvenes capturados en el campo, procedentes de camadas numerosas y por tanto con pocas expectativas de supervivencia, con 52[14] ejemplares, repartidos en tres centros, El Acebuche, la Olivilla y el Zoo de Jerez.

El guepardo

Acinonyx jubatus

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Para otros usos de guepardo, véase Guepardo (desambiguación).
 
Guepardo
TheCheethcat.jpg
Estado de conservación
Vulnerable (VU)
Vulnerable (UICN)[1]
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Subfilo:Vertebrata
Clase:Mammalia
Subclase:Theria
Infraclase:Placentalia
Orden:Carnivora
Suborden:Feliformia
Familia:Felidae
Subfamilia:Felinae
Género:Acinonyx
Brookes, 1828
Especie:A. jubatus
Brookes, 1828
Nombre binomial
Acinonyx jubatus
Schreber, 1775
Distribución
Distribución del guepardo
Distribución del guepardo
     /    Presencia histórica
     /    Presencia posible
     /    Presencia media
     /    Presencia elevada
Distribución basada en los datos del Zoológico de San Diego
Distribución basada en los datos del Zoológico de San Diego
Subespecies
Véase el texto
El guepardo (Acinonyx jubatus), también llamado chita (del inglés 'cheetah'), es un miembro atípico de la familia de los félidos. Es el único representante del género Acinonyx. Caza gracias a su vista y a su gran velocidad. Es el animal terrestre más veloz, alcanzando una velocidad punta entre 95 y 115 km/h en carreras cortas de un máximo de 400 a 500 metros.[2] [3] [4] [5] Se reproduce por crías vívas y las madres tienen hasta cinco cachorros en cada camada. Su presa fundamental es la gacela, ya que es su presa favorita.

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[editar] Anatomía

El guepardo posee una anatomía especializada para la velocidad posee el corazón en proporción a su tamaño mas grande de los felinos para bombear mas sangre a todo su cuerpo, sus pulmones y fosas nasales son muy amplias para absorber mas oxígeno, una cola larga que puede alcanzar la mitad de la longitud de su cuerpo que le da estabilidad en la persecución además de que sus garras no son retráctiles como las de los demás félidos, esta característica mejora su tracción en altas velocidades

[editar] Nombre

El nombre guepardo (guépard en francés, ghepardo en italiano y Gepard en alemán) proviene del griego γατόπαρδος gatopardos y del latín medieval gattus pardus, con el significado de "gato leopardo". Por otra parte, chita proviene del hindi chiitaa, que probablemente tiene su origen en el sánscrito chitraka, o "el de los topos".

[editar] Estilo de vida

Hace aproximadamente diez mil años, el guepardo estuvo a punto de desaparecer de la Tierra, víctima de su propia incapacidad para defender las presas que obtiene, e incluso a sus propias crías. Según los estudios genéticos más recientes, su reproducción en aquella época se produjo desde un grupo muy reducido, lo que en la actualidad les concede a todos un mapa genético muy parecido.[6]
Acostumbrado a que los carroñeros de mayor envergadura o fuerza (como la hiena, el babuino o incluso el león o el leopardo) le roben las piezas que caza, el guepardo se ha habituado a cazar en las horas centrales del día, cuando los otros depredadores duermen. Su estructura física adaptada a la velocidad limita su capacidad de lucha y defensa, ya que su cuerpo esbelto y fino a expensas de la musculatura potente y la fuerza en sus zarpas lo limitan al momento de enfrentarse con un oponente con dotes más defensivas. Así, es probable que el guepardo sufra una fatal derrota. Por este motivo se retira antes de que suceda y de este modo evitar ser dañado.
La hora en que caza evita también la presencia de los turistas, que, en otros momentos menos calurosos del día, suelen estorbar con su curiosidad en el momento decisivo de la caza. El calor hará más corta su carrera, y luego todavía tendrá que arrastrar la presa hasta un escondite a la sombra donde quede a salvo de los demás.
Posee la desgracia de padecer estrés, así que en los zoológicos se aleja de los visitantes a las madres con crías y suelen mantenerse separados los machos y las hembras hasta el tiempo del celo.
Tiene una vista privilegiada, que aprovecha para observar a sus víctimas desde la distancia, tumbado en un promontorio o subiéndose a un árbol. Es paciente y tranquilo; sabe escoger su presa y esperar el momento adecuado.
Su forma de actuar es casi científica. Como un muelle que acumula energía para efectuar un único salto, el guepardo no se precipita durante la caza. Otros depredadores, como el león cuando está hambriento, desperdician energías corriendo sin mucho tino detrás de las presas. El guepardo, en cambio, espera. Y cuando finalmente empieza a correr, acierta en la mayoría de las ocasiones. Su efectividad se ha estimado en un 60%, frente a poco más del 25% que consigue el león. El guepardo logra entre 150 y 300 presas anuales, frente a las 30 o 40 que consigue el león. Claro que el guepardo pesa tres veces menos y corre el doble de rápido.
A diferencia del resto de los felinos, sus uñas no son retráctiles sino que le sirven para aumentar la tracción. Puede alcanzar velocidades de hasta 115 kilómetros por hora, pero durante su formidable carrera no puede mantener esta velocidad más de 500 m. Se han verificado velocidades en los guepardos de más de 114 kilómetros por hora, pero en casos muy aislados. La velocidad media del guepardo oscila entre los 98 y los 108 kilómetros por hora.
Suele prodigar sus atenciones a las gacelas y los impalas, aunque también devora a las crías de otros mamíferos, especialmente de ñu y cebra.
Como buen cazador que es, escoge en cada ocasión la táctica más adecuada. Si el terreno le permite acercarse sigilosamente, pondrá en práctica toda su habilidad de felino para atacar desde lo más cerca posible, y aprovechar luego la desbandada para lanzarse sobre la víctima más cercana ignorando al resto.
Cuando el terreno es demasiado regular, estudiará la situación desde lejos esperando que algún adulto se retrase o buscando un ejemplar más vulnerable que el resto. Si no tiene más remedio, también puede comenzar la carrera desde lejos, manteniendo una carrera de fondo que separe del grupo a alguna hembra en gestación o a alguna cría a la que atacará enseguida.
Los guepardos son polígamos. Terminada la cría de su anterior camada, la hembra buscará uno o varios machos que la fecunden, y dará a luz una camada de entre dos y cuatro crías después de un periodo de gestación de tres meses.
Las crías suelen pesar unos 300 g, y atraen también la curiosidad de los safaris fotográficos, reuniendo en ocasiones hasta quince grupos de personas. Esta intrusión es molesta, pero constituye una alternativa económica a la caza furtiva o al tráfico de animales.
Tan pronto como la noche se lo permita, la madre trasladará a los pequeños de lugar, poniéndolos a salvo de curiosos. Menos considerados son los leones, los leopardos, las hienas y otros felinos. Si descubren la camada cuando la madre está cazando, no tendrán ningún problema en incorporar los pequeños a su dieta del día.
Los cachorros no serán capaces de seguir a la madre hasta las cuatro semanas de edad. Los otros animales, el frío y el hambre hacen estragos entre ellos antes de cumplir los tres meses. Solo tres de cada diez sobrevivirán a este periodo.
La hembra se ocupa de los cachorros sin que el macho la ayude en ningún momento. Para enseñarles a cazar suele capturar vivas algunas crías de gacela que luego les ofrece para despertar su instinto de cazadores. A los diez meses, los pequeños ya pueden cazar algunas piezas pequeñas.
Al cumplir un año y medio, la camada pierde todo contacto con la madre, pero siguen juntos hasta el primer celo. Entonces las hembras se separan e inician su solitaria vida. Los machos, en cambio, permanecerán juntos para cazar en equipo animales de mayor tamaño, como gacelas y ñus.
Si alguno de los hermanos sufre una lesión que le impida correr, es inmediatamente expulsado del grupo. Las hembras en cambio son prácticas: cazando crías de gacela logran la mayor efectividad con menor riesgo.

[editar] Vocalización

Guepardo caminando en Tanzania.
El guepardo no puede rujir, a diferencia de otros grandes felinos, en cambio emite un ruido muy parecido al de las aves.

[editar] Importancia económica

La piel de guepardo era considerada como un símbolo de estatus. Hoy, los guepardos tienen una importancia económica creciente para el ecoturismo y también son encontrados en zoológicos. Son mucho menos agresivos que otros felinos grandes y pueden ser domesticados, por lo que los cachorros a veces son vendidos como animales domésticos.
Los guepardos eran anteriormente, y son a veces todavía, cazados porque muchos agricultores creen que ellos se comen al ganado. Cuando la especie pasó a estar amenazada; numerosas campañas fueron lanzadas para tratar de educar a agricultores y animarlos a conservar al guepardo. Pruebas recientes han mostrado que los guepardos no atacarán y comerán al ganado, si ellos pueden evitarlo, ya que prefieren sus presas salvajes. Sin embargo, no tienen ningún problema con incluir tierras de labranza como parte de su territorio, llevando a que se produzcan conflictos.
Los egipcios antiguos comúnmente los conservaban como mascotas, y también eran domesticados y entrenados para cazar. Los guepardos serían llevados a los campos de caza, vendados y encapuchados, y serían sostenidos con correas mientras los perros ponían en retirada a su presa. Cuando la presa estaba lo suficientemente cerca, los guepardos serían liberados y las vendas retiradas. Esta tradición llegó a los antiguos persas y luego a India.

[editar] Subespecies

Guepardo real, nótese su pelaje característico
Se han descrito las siguientes subespecies:[7]

[editar] Guepardo real

Durante un tiempo se clasificó erróneamente al guepardo real como Acinonyx rex, cuando en realidad se trata de una mutación que hace que las manchas de su pelaje confluyan en bandas longitudinales y curvas, por lo tanto el nombre científico Acinonyx rex no es válido.[8] El gen recesivo debe ser heredado de ambos padres para que la característica se manifieste, siendo una de las razones por las que es tan raro.

[editar] Curiosidades

  • Cuando nace, la cría no tiene manchas.
  • El guepardo es el animal terrestre más veloz del mundo.
  • Puede alcanzar los 92 km/h en sólo 2 segundos.[9] [10]
  • El guepardo corre a una velocidad máxima de entre 95 y 115 km/h
  • Si no alcanza a su víctima en menos de unos 400 metros abandona la persecución.
  • Pesa entre 40 y 65 kg
  • Sus garras no son retráctiles como las de los demás felinos.